20 de mayo de 2011

Miedo y Culpa

Recuerda los 10 años más recientes de tu vida. Qué hiciste con entusiasmo? Sin pensar demasiado en las consecuencias y encontraste hermosas experiencias que no te imaginabas.
Por otra parte, qué dejaste de hacer? Pensando en un final o un proceso doloroso o complicado. Nunca sabrás cómo habría culminado esa decisión de haberla considerado viable.

Cuántas veces has callado palabras que te golpeaban el pecho queriendo salir y explotar en el aire para dejar una huella luminosa en la impresión de los demás?. O coartado impulsos creativos que consideraste no iban acorde a la imagen que habías presentado en tu ámbito y te reporta cierto prestigio, sin embargo habrías querido realizar una acción diferente, tomar una decisión que sacudiría lo establecido.

Si alguna vez hiciste una promesa en un momento de seguridad y las condiciones de tu mismo ser interno se transformaron y hoy consideras que fue una promesa con demasiada carga y que, de encontrarte ahora en una situación similar, probablemente no la harías porque percibes la vida con otros ojos y quisieras permitirte la libertad de volar por ti mismo. Qué te detiene? Una promesa añeja? Una situación que, aunque ya no es tan motivadora o estimulante es mantenida por un "honor" desgastado, lejano a una condición de autenticidad y capacidad evolutiva?

No es lo mismo errar creyendo que se avanza que detenerse voluntariamente (?) por creer que eso es lo "correcto".
Los errores del proceso son aprendizaje, los pasos autocensurados son esclavitud y estancamiento.

Miedo a cambiar por creer que lo establecido es lo único verdadero. Culpa por desear el cambio sin reconocer que el alma sabe cuando virar las riendas y modificar el rumbo.

No es incorrecto sentir miedo, lo grave es permitir que nos detenga. La culpa fue sembrada al principio de nuestra vida, tal vez sin intención de que así fuera y en nosotros y nuestro presente está la disolución de ese vínculo culposo. Este tiempo requiere de cambios y transformaciones profundas, vencedoras del miedo y liberadoras de culpa.
Este momento evolutivo exige dejar los dramas para aceptar la verdadera identidad, la escencia superior de la que todos estamos hechos. No hay culpa ni atadura, eso sólo es un pensamiento y lo podemos cambiar y confiar en la entereza y la propia sabiduría de quienes nos rodean para asimilar y tomar en sus propias manos la responsabilidad de sus pensamientos, emociones, palabras y acciones.

Somos relevantes para la vida pero la integridad de la vida no depende de nuestras decisiones respecto a la nueva orientación que YO dé a mis actos. La Vida prevalece por sobre todas las voluntades: con y a pesar de nosotros. El YO nunca es decepcionante, sólo puede ser enaltecido y reconocido. La voluntad propia no fue "instalada" en mi Ser para atarla a otra voluntad. Las sombras del miedo fueron "puestas" ahí para que YO aprendiera a ver más allá de ellas.

Revisa nuevamente esta historia tuya de 10 años atrás. Retoma aquellos pendientes e impulsos amarrados. Evalúa tu presente y valora tu futuro no importa cuán prolongado o inmediato sea. Recuerda que nuestro paso por esta Tierra es efímero y breve y vuelve a considerar la posibilidad de volar con tus propias alas y alcanzar la estrella que anhelas abrazar cada noche.

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