4 de octubre de 2011

"Educarlos con Amor -y Paciencia-"

La Historia Personal define el estilo de comunicación e interacción con el resto del Mundo. Cuando somos pequeños recibimos innumerables estímulos del entorno, de quienes se hacen cargo del cuidado que requieren seres inexpertos para la supervivencia en nuestro mundo, en su cultura específica.

Llegamos a nuestra familia con capacidades para "interpretar" los estímulos y códigos de comunicación de nuestro grupo y cada uno cuenta con decodificadores distintos, de tal manera que cada quien interpreta diferente un mismo estímulo.

De ahí que entre varios hermanos puede presentarse una descripción diferente de algunos sucesos vividos e inclusive, de las actitudes y relaciones con papá y mamá.

Por eso, es indispensable el Autoconocimiento. Para entender a nuestros hijos, necesitamos aceptar nuestras propias "marcas" de vida -no necesariamente daños o bloqueos, aunque estos son muy importantes en el proceso- aquellos eventos que nos impulsaron a tomar decisiones inconcientes, o no, de cada paso dado en nuestro camino. El Autoconocimiento es el primero y permanente paso para aprender una comunicación asertiva con nosotros mismos y con el resto del mundo.
La constante autobservación y contemplación nos fortalece y guía hacia una personalidad más sana y plena.

Si este proceso es apenas indispensable para conocernos a nosotros mismos, para poder acercarnos a una comprensión y conocimiento de la perspectiva de nuestros hijos o alumnos, la observación de su desempeño es el camino para saber cómo comunicarnos con ellos, cómo expresan ellos sus necesidades, demandas y satisfacciones.

Ningún hijo trae manual bajo el brazo y ningún padre/madre de familia nace sabiendo cómo educar. Aún los más avezados, cultos o especialistas en educación debemos hacer ejercicios constantes de autobservación y ser más atentos del proceder de los hijos o alumnos. Estar atentos sin juzgar, ni criticar; estar atentos sin expresar inflexiones fuera de lugar porque no conocemos la intrpetación que nuestros niños elaborarán de ello.

El proceso de educar no es "enseñar" para que el alumno obedezca, sino observar para fortalecer las habilidades y conquistar las debilidades. Es apoyar al menor para que AUTODESCUBRA su potencial y lo manifieste para su satisfacción y deleite además del servicio que puede brindar a su entorno de acuerdo a su desarrollo y crecimiento.

Todos estamos aquí para ser felices descubriendo -recordando- las maravillosas creaturas que somos y para aportar lo mejor de nosotros a este mundo que nos recibe sin condición, nos nutre sin pedir nada a cambio y nos cobija con amor, el amor real de la Naturaleza.

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