FE

#FE Tener fe es tener la certeza. No se puede tener mucha o poca Fe. Se tiene o no. Si vives sin FE vivirás creyendo que tú debes controlar la aparición de los sucesos en tu vida -y a veces en la de los demás. Si vives con FE sabrás que la Vida camina con o sin ti y que tu Vida es a cada instante, la consecuencia de una decisión previa pero de la que tú no esperas un resultado fijo o predeterminado.

Tener FE es confiar sin temor ni dudas ni necesidad de comprobar. Es la energía del entusiasmo, de la inocencia (no de los incautos). Ser inocente no es ser ignorante, sino libre en la FE.

Hablo de la FE en la Vida y en el gozo, no de la enseñanza religiosa (esa es de quien libremente lo decida) de la que nos despierta cada mañana con la certeza de que amaneció y es otro día. La que nos lleva a dormir en las noches confiadamente bajo la protección de la oscuridad y el silencio.




FE en el SER que se manifiesta a través de cada gesto, cada guiño, cada palabra emitida. No escudriño cada mañana si me falta o me sobra alguna célula en el cuerpo, tengo FE en que están completas y son las necesarias.

Cuando hay dudas acerca de algún tema, ahí no hay FE. La FE no duda, la FE se confirma por sí sola. La FE es ciega porque no se ocupa de prever lo que sucederá y es jubilosa porque sabe que al final, TODO SUCEDE PARA BIEN. Quien tiene FE sabe que cada acontecimiento es BUENO porque aporta lo que el SER requiere en su EVOLUCIÓN.

La FE no se disfraza de buena samaritana, le da a cada uno lo que le corresponde en su proceso de transformación. Quien tiene FE aprende a enfocar la visión ESPIRITUAL para percibir lo que en la FE real está sucediendo.





La FE tampoco es torturante, al contrario. Quien tiene FE vive libre, feliz y confiado. Quien toma decisiones a partir de la FE contribuye a lo mejor para sí y su entorno. Quien tiene FE no se deja subyugar por ideas o personas. Reconoce su valor como manifestación viviente del AMOR y la INTELIGENCIA CREADORA y como tal, tiene FE en lo sencillo, fluido y fresco de la VIDA.